viernes, 15 de abril de 2011

Brasil: La ley de derecho de autor perjudica a los estudiantes de la Universidad de San Pablo

Fuente "Jornal do Campus" de la Universidad de San Pablo

por  Ana Maria Madeira  

Poder copiar como máximo un capítulo de libro es insuficiente para permitir que los alumnos tengan acceso a toda la bibliografia de los cursos

La nueva gestión del Ministerio de Cultura, encabezada por Ana de Hollanda ha traido preocupaciones para los defensores de la reforma de la ley de derechos de autor, cuyo proyecto está pasando por Consulta Pública. Ya en sua primera conferencia de prensa, la cantora defendió el ECAD (Escritorio Central de Recaudación y Distribución, el SADAIC brasileño) y la necesidad de cautela en relación a los cambios propuestas para la ley. Hubo también un cambio de las licencias del site del Ministerio, que dejó de estar bajo Creative Commons, que permite copiar y compartir los contenidos.

Para profesores y alumnos es muy fácil infringir la ley 9.610, llamada Ley de Derecho de Autor. El texto de 1998 no permite que músicas, películas, fotos y copias de textos (incluso los agotados) sean usados con fines didácticos. Un estudio del Grupo de Investigación en Políticas Públicas para el Acceso a la Información (Gpopai–USP), ilustra bien como la compra de libros pesa en el presupuesto de los estudiantes: para más de 75% de los alumnos, los custos anuales para comprar libros llega cerca o hasta es superior a los ingresos totales de la familia. Además, más de 30% de la bibliografia obligatoria de los cursos de la Universidad de San Pablo (USP) están agotados, de acuerdo con el mismo estudio.
Copia y castigo

Actualmente, fotocopiar trechos de libros es ilegal, al mesmo tiempo es una práctica común en casi todos los cursos. Por toda la universidad, pueden ser vistos establecimientos com carpetas llenas de textos dejados por profesores. Un dueño de varias fotocopiadoras existentes dentro del campus, que no quiso identificarse, cuenta que en 2005 él y varios establecimentos sufrieron investigaciones de la ABDR, Asociación Brasileña de Derechos Reprográficos (la CADRA brasileña). “No fuimos castigados, pero supe de casos de otras universidades que tuvieron que cerrar sus fotocopiadoras. Sólo prohíbo que los alumnos copien libros enteros, pero no interfiero en el material que los profesores dejan en las carpetas”, dice.

Para el profesor de gestión de Políticas Públicas y miembro de Gpopai, Jorge Machado, los investigadores de universidades públicas que prohíben copias de sus publicaciones generan una deuda con la sociedad. “Cuando existe financiamiento público por trás de una obra, la publicación es apenas la coronación de un proceso que involucra a toda la sociedad. Restringir el acceso a la información es mucho más grave de que permitir que sea hecha de una forma accesible, que es la fotocopia”.

Después de los lios con la ABDR, la USP tiene desde 2006 una resolución que permite copias de pequeños trechos de los libros para uso privado del alumno, sin fines de lucro. Esos pequeños trechos, sin embargo, se limitan a un capítulo de libro. La medida también fue adoptada por la FUndación Getulio Vargas [FGV], PUC, la Universidad de Campinas Unicamp y la Universidad Federal de Río De Janeiro UFRJ. Pero en la práctica, la situación es muy diferente. Paulo Macedo, alumno de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas, FFLCH, cuenta que ya fotocopió diversos libros enteros, en fotocopiadoras dentro del campus. “Cuando el libro es caro o difícil de encontrar, lo fotocopio. Claro que queda más desorganizado, pero no le veo salida con los precios de los libros”.

“La USP hizo un avance con esa resolución, pués las investigaciones cesaran desde entonces. Sin embargo, todavía tenemos mucho que luchar para que la ley deje de estar fuera de sincronía con la democratización y la cultura del intercambio”, dice Jorge.

En otras universidades, la situación es más difícil, como explica Geraldo Vilela, ex-alumno de la Facultad Mackenzie. “Los textos son distribuídos fotocopiados por los profesores. Fotocopias de libro dentro de Mackenzie no se puede! Ya afuera, es una fiesta. Existía inclusive una recomendación de un ‘point de la fotocopia liberada’ entre los alumnos.”

La salida que Jorge Machado vislumbra, además de la reforma en la ley, es que las editoriales se abran más en la venta directa en las universidades, ampliando las conocidas ferias de libros. “Sin la consignación de las librerias, los libros llegan más baratos al consumidor. Sin embargo, muchas editoriales que se abrieron a esa práctica ya fueron repreendidas por la Cámara Brasileña del Libro”.

Fuente "Jornal do Campus" de la Universidad de San Pablo


por  Ana Maria Madeira


En la Argentina no se cómo está la historia, tal vez con los mangos que le tiran a CADRA las universidades se han calmado un poco....Lástima que esa guita podría usarse para mejorar los hospitales universitarios, por ejemmplo...


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