martes, 19 de abril de 2011

¿Combustible o comida? -Por ELISABETH ROSENTHAL AGNES DHERBEYS PARA THE NEW YORK TIMES

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¿Combustible o comida?
La búsqueda de energía alternativa hace temer una escasez de alimentos.

Por ELISABETH ROSENTHAL AGNES DHERBEYS PARA THE NEW YORK TIMES 

El uso de cultivos como la mandioca para producir combustibles podría incrementar el precio de los alimentos y el hambre mundial. E N MOMENTOS EN que usinas emergentes como China buscan nuevas fuentes de energía para mantener en funcionamiento sus autos e industrias, una parte cada vez mayor de los cultivos del mundo ­maíz y mandioca, azúcar y aceite de palma­ se desvía a la producción de biocombustibles. Los precios de los alimentos experimentan un fuerte aumento y muchos especialistas instan a los países a reducir la carrera por el desarrollo de combustible verde con el argumento de que la combinación de ambiciosos objetivos de biocombustible y cosechas mediocres contribuye al incremento de los precios, del hambre y de la inestabilidad política.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), informó que su índice de precios de alimentos estaba en el nivel más alto de sus más de veinte años de existencia. Los precios crecieron un 15% entre octubre y enero, lo que puede haber "sumido en la pobreza a 44 millones de personas más de los países de bajos y medianos ingresos", dijo el Banco Mundial.

El incremento del precio de los alimentos ha desencadenado disturbios o contribuido a la tensión política en una serie de países pobres en los últimos meses, entre ellos Argelia, Egipto y Bangladesh, donde el aceite de palma, un ingrediente habitual del biocombustible, constituye un elemento básico de la alimentación de una población desesperadamente pobre.

Durante la segunda mitad de 2010, el precio del maíz experimentó un fuerte aumento ­73% en los Estados Unidos­, incremento que el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas atribuyó en parte al mayor uso del maíz estadounidense para la producción de bioetanol.

"El hecho de que en China se use mandioca para la producción de biocombustible, así como canola en Europa y caña de azúcar en otras (Continúa en la página 4...)AGNES DHERBEYS PARA THE NEW YORK TIMES EE.UU., la UE, China, India e Indonesia fijan objetivos para el uso de biocombustibles. Mandioca en Tailandia. partes, sin duda está generando un cambio en las curvas de demanda", dijo Timothy D. Searchinger, un investigador de la Universidad de Princeton en Nueva Jersey. "Los biocombustibles contribuyen a que aumenten los precios y crezca la tensión en los mercados".
En EE.UU., el Congreso dispuso que el uso de biocombustible debe alcanzar 136.000 millones de litros anuales para 2022. La UE determinó que el 10% del combustible para el transporte debía proceder de fuentes renovables para 2010. China, India, Indonesia y Tailandia también adoptaron objetivos de biocombustible. Sin duda son muchos los factores que contribuyen a elevar el precio de los alimentos, entre ellos el mal tiempo y el aumento del precio del petróleo.

"El problema es complejo, de modo que es difícil hacer declaraciones tajantes y afirma que los biocombustibles son buenos o malos", dijo Olivier Dubois, especialista en Bioenergía de la FAO. "Lo que es seguro es que los biocombustibles desempeñan un papel".

Dubois y otros especialistas en alimentos sugieren que los países deberían revisar sus políticas de modo tal de poder suspender los objetivos de combustible cuando se reducen las existencias de alimentos o los precios suben demasiado.

"La política tiene que dar prioridad a los alimentos", señaló Hans Timmer, director del Grupo de Perspectivas de Desarrollo del Banco Mundial. "Los problemas surgen cuando se establecen objetivos de biocombustibles independientemente de los precios de otras materias primas".

Cuando hace diez años China se lanzó a la producción de bioetanol a partir de maíz, el plan provocó escasez y un aumento del precio de los alimentos. En 2007, el gobierno prohibió el uso de granos para la producción de biocombustible. Los científicos chinos perfeccionaron entonces la producción de combustible a partir de mandioca.

"Avanzan con gran energía en esa nueva senda", dijo Greg Harris, analista de Commodore Research and Consultancy de Nueva York.

Si bien integra la dieta africana, la mandioca no desempeña un papel central en la alimentación asiática. Los chinos pensaron que producir combustible con mandioca no afectaría el precio de los alimentos, por lo menos en su país.

De todos modos, puede tener sus efectos. Como la mandioca se ha usado como forraje, la nueva demanda de la industria de biocombustibles podría afectar el costo de la carne. Por otra parte, si China recurriera a África como fuente, uno de los alimentos básicos del continente se vería afectado. "La tierra cultivable es limitada, de modo que cuanto mayor superficie se dedique al combustible, menos se asignará a los alimentos", declaró Harris.

El desarrollo de biocombustibles en países más ricos ha tenido un fuerte efecto en las cosechas. Casi el 40% del maíz que se produce en EE.UU. se dedica a la producción de combustible. El precio del maíz en la Bolsa Mercantil de Chicago aumentó un 73% entre junio y diciembre de 2010.

Los incrementos de precios también tienen efectos distantes, dicen los especialistas en seguridad de los alimentos. El precio del maíz en Ruanda creció 19% el año pasado.

"Para los estadounidenses puede significar unos centavos más por una caja de cereales", declaró Marie Brill, analista de políticas de ActionAid, un grupo de desarrollo internacional. "Pero estos aumentos hacen que el maíz quede fuera del alcance de la gente pobre".

Los que desarrollan biocombustibles compran grandes extensiones de lo que llaman "tierra marginal" en África con el objetivo de dedicarla a sus cultivos, en especial el arbusto leñoso llamado jatropha. Sus defensores sostienen que impulsar el cultivo de jatropha para la producción de biocombustibles tiene escaso impacto en la oferta de alimentos.

Sin embargo, sectores pobres utilizan esa tierra para cultivos de subsistencia o para la recolección de alimentos silvestres.

"Tenemos que abandonar la idea de que cultivar para la producción de energía no compite con los alimentos", dijo Dubois, de la FAO. "Es casi inevitable que lo haga".

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